domingo, 6 de junio de 2021

Cuando me fui...

 Y así contigo pensaba en recoger la luna. Veía las capacidades de ambos y sabía que podíamos hacer algo grande. Conjuntaba nuestros talentos y me asombraba. Sabía de lo que cada uno de nosotros era capaz y así es como te amaba, con toda esa dimensión que se expandía por el horizonte, viendo como juntos íbamos a lograr lo hasta lo imposible

Fui tu más fiel fan, aquella que creyó siempre en ti y en cada uno de tus talentos, sabía que juntos íbamos a lograrlo todo, que los sueños de ambos se iban a cumplir y aún sigo mirando esa gran capacidad que teníamos los dos por descubrirnos, amarnos, respetarnos, admirarnos. 

Creí en ti cuando nadie quiso hacerlo y me apasioné por todo lo que te apasionaba. Daba un lugar muy importante a cada una de tus obras y me enamoraba de ellas.

Me hiciste romper paradigmas, miedos de mí misma, de lo que podía hacer y lograr.

Yo era una gran soñadora y tú eras un gran materialista. Yo todo lo pensaba y tú todo lo creabas. Me enseñaste a ponerle pasos firmes a la acción. 

¿Pero yo qué te enseñé?, ¿Yo qué te daba? 

Porque nunca fuiste capaz de verlo, eras un ciego que solo quería ver lo que tú lograbas y a mí qué me dejabas. ¿No veías el amor sincero que te tenía? , ¿Qué era capaz de escuchar tu corazón aun cuando no me lo pidieras? 

Y tú creías en mí, creías que todo lo que me decías lo iba a hacer una realidad. Quería darte y compartirte un mundo más espiritual, pero no quisiste, no creíste y lo tachaste de tonterías, porque todo lo que provenía de mí no tenía sentido. 

Decías que me amabas pero a mi familia no, me querías para ti, únicamente para ti. Así que empecé por alejarme de todos con los que quería llevarme si es que pensabas que no eran lo mejor para mí,  empezaste con los amigos, que dejara de desahogarme con las amigas, la gente que sentías nuestra enemiga, o más bien tu enemiga,  así hasta que te peleaste con mi familia,  nada lo aceptabas, porque tú nunca tuviste la culpa. 

Tenía que pensar en todo, hasta en el punto y coma, para no hablar de más y no conseguir enojarte o molestarte, que me fueras a hacer lo que más temía: la ley del hielo, que lo justificaras y luego así yo te fui justificando.

Y echabas la culpa a terceras personas si ya no deseabas besarme. No quiero echarte toda la responsabilidad a ti, porque yo también la tuve, te tenía a mi lado y aun así me rechazabas, me miraba al espejo y pensaba que te equivocabas realmente, que yo era hermosa, pero tú no lo querías sentir. 

Quería usar mis poderes de mujer como el llorar, pero eso nunca funcionó contigo, me decías que era una ridiculez, que era una tontería, que tenía que ser fuerte, y así me encerraba en mi recámara para llorar y aún así me pedías que callara. Me hice fuerte sí, pero aún así cuando tenía ganas de hacerlo sin motivo alguno o porque realmente lo sentía me criticabas, condenabas y maltratabas con sus palabras.

Solo querías que estudiara lo que tú deseabas. Me decías que éramos un equipo, pero tu eras el coach y yo un miembro más. 

Tenía tanto miedo de ser yo misma, que me dejaras ser, estudiar lo que yo deseaba, pintarme el cabello, vestirme y llevarme con la gente que yo decidiera, y si no te gustaba lo criticabas o me hacías la ley del hielo para que siguiera tus planes. 

Eras una persona con un gran carisma, a todos lados donde iba tenían una gran percepción de ti y así seguía creyendo en ti, justificándote y malpensando de mí.

Dejé que me eligieras hasta los zapatos. Yo amaba los tacones y no volví a comprar ningunos hasta que terminé la relación. 

¿Por qué me dejaba de todo eso?, ¿Por qué te tenía tanto miedo?

¿Por qué cuando me desahogaba de ti, te volvía ver creía que todo eso era una mentira?, porque cuando te veía ya eras un encanto conmigo , te decía que te portaras mejor conmigo, pero me decías -  - "claro que soy un amor contigo, ¿no lo ves?"- , Claro que era cierto y no querías que me diera cuenta era la bella dormida. 

Me dijiste que no creías en el amor de tu vida, que si terminábamos me olvidabas y cuando terminamos me dijiste que era el amor de tu vida, que te diera la última oportunidad. 

¿Pero para qué? Para repetir el mismito ciclo de nunca acabar.

Me miraba al espejo y ya no recordaba quién era. Pero claro, te levantabas temprano y me hacías mi desayuno y así otra vez me la creía, y dudaba de mí,  te levantabas y cada fin de semana sin pensarlo me lavabas mi ropa y te lo agradecía.

Eras cada día tan atento, tan servicial conmigo, pero siempre era a cambio de mi identidad.

No podía presentarte con medio mundo porque yo siempre estuve con los tuyos, pero tú nunca con los míos. Quería gritarle a los 15 vientos que eras mi novio, que te amaba y que estaba loca por ti, pero no me dejabas. Tenías celos de nadie y así fui ganando miedo de ver a otras personas.

Y le preguntaba a Dios, ¿Cómo le hago para salir de aquí?, dame una luz. Pero nunca pude sacar mi fuerza, tuve que pedir ayuda y así salí.

Y claro, yo soy la irresponsable que te dejó, que quiso salir, que nunca valoró quien eras, porque claro tu fuiste el víctima de la mala mujer que yo fui. De haberte hecho perder el tiempo y aún así yo le pido a Dios que seas feliz.

Hoy, ya sin ti, te sigo extrañando y pensando, pero hay algo mejor que cualquier sueño y cualquier cosa mucho mayor a la relación que tuvimos: Me tengo a mí misma, tengo el poder de decidir que quiero hacer con mi vida, como vestirme, a quién ver, a quien querer, amar y hasta perdonar. 

Tengo la capacidad de verme y valorarme, reconocer que no estoy sola y que poco a poco esa personalidad que se vio lastimada, está pasando a resurgir, que ya no tengo porque pensar mal de mí, ni culparme, sino hacerme responsable. 

Responsabilizarme de un mundo nuevo que me haga muy feliz, de ser mi propia novia, y amarme y respetarme todos los días de mi vida, hasta que la muerte me separe del cuerpo al que me tocó amar, cuidar, respetar y procurar. Y no permitir JAMÁS que me torturen o me vuelva a sentir LOCA, porque ese, era un gran foco rojo que yo ni quería aceptar.  

Te amo para toda la vida, porque en mi ser está la inspiración y deseo de todo corazón que en el lugar donde te encuentres siempre los ángeles te cuiden y que seguro cuando te encuentres con un corazón más protegido , emociones y pensamientos más sanos, Dios te mandará una mujer mucho mejor de la que yo fui para ti.

Una mujer que sea capaz de entenderte, que te ponga límites mejor que yo, pero que sea más parecida a ti de lo que yo fui, que comparta tus creencias, valores y sueños, una mujer más arriesgada de lo que yo jamás podría ser. 

Y mientras yo me arriesgaré por mí, a dejarte de ver y ya no mirarte más. De ser siempre auténtica, valiente y trabajadora para alcanzar mis metas, y bajarme aquella luna que siempre quise.

De buscar cosas más importantes que un amor romántico como mi salud mental y emocional. 

No puedo odiarte y jamás lo haré, porque si bien esto no pudo ser, ni será, yo creo que siempre merecerás lo mejor, nunca voy a olvidarte, pues fuiste de lo mejor que me ha pasado en la vida y con eso yo siempre me quedo agradecida. 

Yo también merezco lo mejor y como fiel creyente del amor, creo que sin duda alguna tendré más adelante una nueva oportunidad para volver a amar. Aunque por el día de hoy amaré inmensamente la vida, a mí misma, a mi familia y a toda la gente que me quiera como amiga.

Hoy me quedo con los tres valores que me dio mi padre: LIBERTAD, TRANQUILIDAD, FELICIDAD.


lunes, 2 de mayo de 2016

Neblina y Tempestad



Cerré los ojos e imaginé un bosque hermoso con demasiada neblina, era tanta que parecía blanco. Me coloqué ahí para percibir el frío y el aroma a cedro y pino. El aire ventilaba mi voz. Escuchaba los aleteos mágicos de un colibrí quien se acercaba a cantarme, pues mi vestido estaba lleno de flores. Me incliné en forma de reverencia, agradecía a la naturaleza, ésta me observaba en silencio, sólo mi alma podía saber qué me decía. Después de un momento me arrodillé y mi vestido se convirtió en una sábana de nieve que acogía el suelo con elegancia. Todo era nobleza, bondad, sutileza, entonces comencé a llorar; de mis manos corrían esas lágrimas que nutrían todo mi alrededor.



Una sombra negra y temerosa se acercó hacia mí, cuando me tocó comencé a hacerme pequeña, al grado que mi vestido era solo nieve y nada más nieve, por ello, aparecí con abrigo, pantalones, guantes y gorro. Entonces Mábala me dijo; eres dulce e inocente, ¿por qué te escondes de mí?, comencé a temer tanto, que el hielo se me empezaba a incrustar en la piel. – No te escondas- me dijo- ¡No me juzgues! Pero temblaba, me sentía indefensa y ella no hacía nada.
-         -  ¡Me has destruido!- dijo Mábala
-          - ¡Eso no es verdad! ¡Siempre he sido buena, obediente y gentil!
-         -  Tú también te has destruido, ni siquiera puedes verme-  lo hablaba en tono de burla-  Te has olvidado de mí y a veces también de ti. ¡Eres grande, pero conmigo te haces trizas!
Sentía un enojo con ella, no la quería ver, alejarme es en lo primero que pensé, correr por el bosque, atravesarlo, huir, pero entre más corría, éste se hacía más grande y yo más pequeña. Mábala comenzó tomar posesión del bosque, a llenarlo de polvos, a evitar mi paso y volver el bosque negro, al grado de que no podía mirar ya nada, casi ciega me quedaba, paralizada, con los sentimientos de punta. Con su presencia me había olvidado de mi propio amor, de mis sueños y la lucha hacia mi vida. No quería caminar, me dolía la cabeza, se me quitaba el respirar.
-        -   ¡Crista!
-       -    ¿Cómo sabes mi nombre mujer de mal? Me has hecho sufrir desde tu llegada,  has estropeado todo, ahora estoy sola, no hay luz en mi camino, quise alejarme, pero no me dejaste, me invadiste, me dejaste insegura y sin armas.
-        -   ¡Y me causa mucho placer hacerte sufrir! Me elevas el ego, me haces enorme, tú me diste poder para ser madre de esta tierra y llevar todo a su fin. Soy poseedora de lo que quiero, me hago cargo de lo que tú vas dejando, tomo lo que no has cuidado, lo que te ha faltado ver, el tiempo es mi máximo amigo, nos devoramos el uno al otro en cada noche, soy su musa, aliada y amiga. Si no vives, todo me lo llevaré con él y me encargaré de que no seas feliz.
Mi enojo fue tan grande que grité – ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh!- Alguna vez llegará alguien peor que tú y te lo quitará todo. A lo que ella replicó- ¿Y si no?
Quise verla pero me daba miedo, poco a poco mi cuerpo se convirtió en un río empedrado y nada transparente. Los pinos se comenzaban a secar, dejando sus hojas marchitar, cayendo sobre mí. Y así con las noches se oscureció todo, la tempestad triunfó y yo me secaba, agotándome, dándome sueño  y sintiendo dolor en el pecho. Soñaba con alguna vez ser de nuevo la vieja Crista, la que era amada, querida, fuerte, segura, amante del frío, del viento y la nieve.
Quería ser portadora de mi bosque, estar al mando, lograr todo lo que debía de realizar, que todos estuvieran a mi servicio, volver a tocar el acordeón, cantar por las tardes y leerle al bosque poemas y ensayos. Así pasó el tiempo, haciendo más calor, así que no me movía, sólo pensaba en como Mábala había acabado con mi paz. Años y años pasaron, mi alma seguía protestando. No me había olvidado de mi pasado, simplemente me había quedado atorada.
Un muy buen día pensando decidí ya no estar así, recuperarme, ser otra vez la hermosa mujer de los fríos y del noble corazón. Luché y trabajé de forma inalcanzable, con el duro sol, sudaba y me quemaba, iba despacio porque mi conciencia me hacía lenta, había perdido demasiado tiempo. Poco a poco me limpiaba para que las hojas secas ya no me ahogaran, me quitaba los polvos, me comprometía conmigo misma, había veces que estaba blanca otra vez, pero otras ese mal me volvía a llenar. Mi gran sueño era volver a ver, pero mi mismo desprecio me lo había ocasionado.  
Entonces, volví a recordar a los míos, los que siempre habían estado conmigo, por enfocarme a Mábala, los había olvidado, ya no era tan buena como antes, un trocito de mal se había empoderado de mi virtud. Así que comencé a temblar de furor agitando toda la tierra, una luz blanca de brillo intenso salió de mis entrañas llegando poco a poco al cielo. Las nubes, la luna y las estrellas al escucharme, se llenaron de compasión, me tendieron la mano y levantaron.
Volvía ser aquella pequeña en abrigos, pero descalza con pantalones desgastados, a Mábala no le buscaba verme de nuevo, así que volvió a sucumbirme.
-        -   ¿Qué has hecho de nuevo por aquí? – Entonces le hablé con furia, le eché la culpa, la miraba con desprecio, pero al fin y al cabo pude verla por primera vez.
-          - Te estaba esperando – me dijo. Siempre había soñado con este día.
De esa manera la empuje, pero seguía más fuerte que yo. Así que soltó una carcajada.
-         -  Mira nada más, ¿quién era la buena, la bondadosa, de gran corazón? Yo he trabajado el bosque, me he hecho cargo de él, he alimentado la naturaleza, he reinado, me volví amiga de los pueblos vecinos, he servido y me han servido a mí.
-        -   Así no eres, tú eres mala.
-         -  Pero el bosque me ha vuelto mi poder.

El suelo comenzó a temblar, el cielo ya estaba aclarado, de mi lado comenzaba a llegar corriendo mi ejército, un millón de unicornios blancos, quienes ardían por todo lo que me había pasado. Por ello, Mábala envió un millón y medio de pegasos negros quienes volaban desde el sol ardiendo el fuego que ahí se les enseñó. La guerra duró varias décadas, con el tiempo el bosque iba perdiendo fuerzas, al debilitarse contagiaba otros pueblos, los campesinos huían a otras tierras. Ya nada estaba en paz.
Ambos ejércitos a punto de acabarse los unos con los otros, habiendo perdido a sus hermanos y hermanas, hogares, siembras y felicidad, se dieron cuenta que habían dejado a un lado su propia lealtad. Así que la furia del cielo mandó truenos, sequía para ver si así entendían. Hasta que Mábala y yo nos separamos. Las dos quedamos totalmente de espaldas, la mitad del bosque se había convertido en negro y la otra en blanco como reverencia a la naturaleza. Ésta se volvió a recuperar por sí misma, le dábamos igual, quería darnos una enseñanza de unión.
Así pasó más tiempo, se empezaba a hacer aliado de las dos, ambas sembrábamos y encontrábamos sus beneficios por cada uno de nuestros lados, pero como enemigas, no nos veíamos.  Mábala no había aceptado su nobleza oculta, Yo me castigaba por todo lo que había ocurrido, pero  de pronto me decidí a perdonar. El cielo viendo la entereza de ambas mujeres nos mandó mucha luz para que cada una aprendiera a tener compasión de nosotras mismas y de la otra, para ver si en una de esas nos volvíamos a ver.
La situación de Mábala mejoraba, había aprendido lo que desde su infancia había olvidado: a ser feliz, pero con su persistencia, se había vuelto buena, leal y gentil. Recordaba que su intensión nunca fue hacerle daño a nadie, pero todo lo había aprendido por obediente a su madre el mal y a quién más había hecho daño era así misma y a mí. No le había gustado quien era, siempre me juzgaba y me criticaba, por no ser tan mala como ella, por no haberme equivocado en lo mismo, por haberme guardado para alguien especial, haber pensado que mi inocencia le había hecho daño.
Pero el bosque separado lo sabía, ambas nos teníamos que volver a ver, esa era la única solución. Con grandes esfuerzos ambas volvimos a ser dos hermosas damas de vestidos largos, ella de  negro hirviendo, yo otra blanco helado. Al tocar la orilla de nuestros vestidos el frío quemaba al calor y el calor al frío, hasta que ambos habían desaparecido y nosotras pegadas, si no nos mirábamos a los ojos podíamos desaparecer.
Así que un águila llegó desde la montaña del sur silvestre a envolvernos con sus alas para que ambas partes pudiéramos tener humildad antes de que todo acabara. Nos abrazaba y llorábamos por todo el amor que no nos habíamos podido dar. Entonces poco a poco nos íbamos volteando, lentamente con una música muy sutil, cada vez los pinos volvían a extenderse hacia arriba, volvían a recuperar su frondosidad. Los colores blanco y negro comenzaban a bailar con el viento, iban atenuando la situación.  Como no nos apurábamos, el águila decidió hacer algo por ambas para que nos salváramos; comenzó a arrancarse los ojos, llorando con todo el dolor del mundo, le regaló uno a Mábala y otro a mí, sólo así nos logramos ver.
Por fin estuvimos de frente, llorábamos, nos veíamos como hermanas ya no como enemigas, sonreíamos y  veíamos la una a la otra con bondad, ojos buenos y compasión. Pasaron unos segundos, nos abrazamos.
Mábala entonces dijo – Crista, ¿por qué siempre me juzgaste con tu inocencia? Y repliqué - ¿Por qué siempre me juzgaste con tus envidias?
-          - Tú eras la fría, yo podía cubrirte con mi calor.
-          - Lo siento mucho – Y nos dimos las manos – Yo no era tan buena como pensé.
-        -   Lo siento de verdad, mi hermana, siempre fui igual a ti, pero no sabía que dentro de mí había un corazón noble y bueno, pensé que era mala y siempre me quedaría así…

Por ello, nos abrazamos tan fuerte, que nuestros corazones se quedaron envueltos el uno con el otro, hasta que logró formarse el YING y el YANG. El bosque se convirtió de muchos colores y nacieron las cuatro estaciones. Ya no era el frío contra el calor, ni la noche contra el día, cada quien tomó su tiempo y espacio, todo quedó acordado y aceptado. Entonces la felicidad y la paz se apoderaron del bosque de aquí a la eternidad. Así volviéndonos una sola, los colibrís que habían desaparecido fueron invitados junto con orquídeas, rosas y tulipanes que daban una armonía musical.

Nunca había estado tan feliz, tan grande y tan yo. Ella ya era parte de mi alma.



FIN. 

domingo, 1 de mayo de 2016

Desnudez (13 septiembre 2013)




¿Por qué desnudamos nuestros cuerpos antes de desnudar
nuestra alma y nuestro  corazón?

¿Por qué desnudamos nuestras ropas, sin antes admirar la
desnudez de nuestros ojos, nuestros labios, nuestras manos?

Y ver la belleza de cada universo, vestido de esa seda,
admirando su esencia, sin barreras, tal cual, su transparencia, su
pureza, su dulzura, su ternura.

Vestimos nuestros cuerpos con las telas y los jardines
con los muros.



Vemos los cielos sin admirar su azul, vemos la  tierra sin
admirar su frondosidad, sus jardines, rosas,  árboles, caminos.

Vemos los cuerpos con morbo, ¿Dónde esta su inocencia, su
gentileza, su elegancia?

Dejamos de ver el cuerpo con la misma ternura que la un recién nacido.

Dejamos de ver el origen de cada en pueblo,  ciudad y
suburbio.

La belleza se volvió cada vez más selectiva,
 clasificamos lo hermoso de como hermoso, lo feo de como feo, lo
nuevo como nuevo, lo viejo de como viejo.

¿Belleza es la juventud?

¿Fealdad es la vejez?

¿A caso la belleza se pierde o esta radica en las expresiones de cada persona, en sus pensamientos, sus palabras, sus rasgos, diferencias o su identidad?

Ver las cosas bellas o feas
solamente se basa en como nuestro ser lo quiera ver.

Y en este mundo consumista con su miedo no se desnuda, de ser el mismo, de ser transparente, de ser tal cual.

Comprendamos que la inocencia no es el desconocimiento, es la pureza con la que vemos las cosas y el pudor no está en contra de ella. 

El pudor no no está a favor del
morbo, pero tampoco está en contra de apreciar la desnudez.

El pudor simplemente es la elegancia con la que nos mostramos.

Seamos una rosa si somos una
rosa, seamos un dragón, si somos un dragón, Seamos el oleaje del mar si somos
el oleaje de este inmenso mar. 

Desnudemos nuestros dientes con una sonrisa.

Desnudemos las palabras con sinceridad.

Desnudemos nuestros corazones y atrevámonos a amar.



Gran hombre



Gran hombre eres tú, completo, sereno de gran corazón y mirada quieta. Sonríes y te ríes como niño inocente, pero tienes cierta maldad que eleva tus egos. Hombre de trabajo rudo, lo has hecho todo por ti, tu camino ya está claro, te encanta volar pues eres libre. Tienes mucho misterio, hay mucho que aprender de ti. Pareces duro, incluso llegas a tensar a los que se rinden muy rápido. Disfrutas de los lugares de la buena vida, para los que eres merecedor y los que te gusta compartir.


Eres luchador y valiente, eres cortés y caballero. Conoces todo lo que nos gusta a las mujeres y quieres que ellas ya lo sepan también. Disfrutas de la soledad, ahí te has encontrado a ti mismo. Ha sido tu llave maestra, la cual te ha permitido convertirte en un hombre de ambiciones a los que pocos llegan.
Reconoces tus defectos y emociones pero te cuesta compartirlos, los guardas como un tesoro muy recóndito a los que pocos pueden acceder. Si te los descubren te quedas, al menos que defrauden tus sentimientos. Puede que alguien te haya conocido y aun así no sepa mucho de ti.
Tu gran defecto es que no te reconoces, ni te gusta que lo hagan por ti, sabes que cada quien hace su vida, todo en este mundo es por uno mismo. Tus amigos te consideran una pieza clave, te gusta entregar todo por ellos. Reírte de las locuras, de los sueños, ser sarcástico, objetivo, combativo, temido.
Te gusta ser mejor, pero no lo aceptas, para ti siempre has sido tú. No te gusta herir a los que quieres, pero eres frío y obvio con quien no lo es. No te gustan las medias tintas, o tiendes la mano o la espalda y a quien amaste te cuesta dejar ir.
Eres culto, eso mismo te ha hecho interesante, entras en cualquier lugar, pero no todos te quieren. Los haces callar con el miedo de “no saber”, maldices a los que creen que comprenden o hablan como si supiesen, a los mediocres o ignorantes. Te encanta ganar en todo y no juzgas a la gente mala o tramposa, siempre y cuando admires sus talentos; si son tus amigos, te encantará aplaudirles.
Viniste al mundo a ser excelente amigo, de quien hace bien o mal, los defiendes a capa y espada sin importarte las consecuencias de los demás.
Quieres empoderarte con el mundo y que estén a tu disposición, les enseñas a ser duros y valientes, a ser risueños, chistosos y salirse de las líneas que marca la sociedad. No encajas en ésta. Tu forma de pensar es propia, nadie te la ha implementado a excepción de los grandes maestros, quienes admiras de verdad.
Te reconozco gran hombre, aunque no te guste, lo haré, no eres complicado, eres muy complejo, no te encierres en tu corazón sin dejar respirar tu alma, tus pies caminan sobre la tierra con constancia, encaminados y con potencia. Sigue persistiendo, pero mirando también hacia adentro.
No marchas tú solo, deja que tus fantasmas te dejen en paz.
Lo siento por juzgarte con mi “inocencia”, por no salirme de las reglas y ser una niña buena…




lunes, 11 de enero de 2016

Metamorfosis



No soy la misma de ayer, hoy mis alas se vuelven a encaminar al horizonte, se abren y se extienden como dos grandes palmas cargadas de frutos deliciosos que huelen y saben a gloria. Se disfruta tanto este deleite, me siento llena, plena, feliz y radiante. Dibujo mi camino con mis ojos, luego se transforman en pensamientos, más tarde en mi credo. Mi cara voltea hacia el cielo, percibo el sonido del viento, orquesta natural, siento mi respirar.


Quiero volar, aún mis pies se siguen preparando, sigo construyendo, pacientemente, armoniosamente, los clavo a la roca para que siempre estén bien concretos, sean tan firmes como bambús, trabajen sin decaer, ellos pueden mantenerme, los quiero humildes. ¡Tan humildes como mi padre, mi madre y mis ancestros! ¡Tan humildes como Dios me lo enseñó! Prefiero caminar descalza a que mis egos me hundan o me hagan creerme algo que no soy. Tampoco quiero hablar de más, no con todos puedo acabar, mas comenzar por los que puedan ya cansar.

Arranco la piel de mis piernas para sacarme la flojera, prefiero esperar a renacer, a quedarme siempre siendo la misma piedra, las cuales no salen de la cama justo a las 6:30 de la mañana. ¡Duele, arde, mi mente me invade! Quieren mantener mis ojos cerrados, piernas ¡No hagan caso! Es hora de ejercitarse.

Corazón mío, qué sangre tan celestial, prefiero arrancarte a que dejes de amar. ¡Ama y amate! No te desvanezcas por una estupidez, no te desconsueles por tus pasados años, no te pongas triste por tanta derrota ¡Yo sé que eres fuerte! ¡Has combatido todas!

Has sido más fuerte que tu propia oscuridad, aquella que te quería acabar, aquella que un día te hablaba bien de ti y otro mal. Aquella que te tropezaba, que te ahorcaba, esas voces de extraños, que te las creías y te desvestían tu honor, la cual mal comía tu tiempo y no te lo regresó.
¡No les creíste y por eso aquí estás! ¡Tan bella, hermosa, inmensa, eres un ave y quieres volar!
Y me arranco el pico que ya no quiero, de palabras inagotables, de quejas, humillaciones, de desprestigios, hablar de intolerancias, hablar por hablar y sin perdonar.

Dejo de mirar como un ogro, ¿yo quien soy para juzgar? Dios no me vuelvas a dejar sola, tú y yo somos cómplices. Entonces dejaste a un ángel entrar en mí y llenarme de luz, me dijiste que ya no me preocupara, y solté mil ríos en tu nombre. Me tomaste, me dijiste “Aquí estoy”, me abrazaste. Como acto de magia, todo ya estaba puesto en su lugar, toda armonía que se había ido alguna vez, regresó para quedarse. La bondad se hizo mi amiga y la compasión mi hermana. Muchas veces no les hago caso, aún me falta un largo camino. Pero estoy feliz porque otra vez puedo volar.

Comienzo a sacudir mis alas, a formar mi aleteo, alto, alto, hacia el sol y todos me ven, sonrío, está vez desde el alma y aplauden. Voy con cautela porque desconozco y sé que no necesito correr, sólo gozo. Soy tan valiente como un águila, tan femenina como una rosa, tan espléndida como una orquídea, tan diferente como un nopal y si te puedo espinar, porque ya no soy tan buena.

Corazón, ¡Te amo! Mil pulsaciones que me das, mi vida, mi plenitud, belleza, fuerza, todo lo eres tú. Te honro, mereces hoy el trono, por nunca haberte vencido, por ir lenta, pero segura y sentir en este pequeño infinito tiempo de gran felicidad con nuevos besos, tesoros y grandezas que hay por conquistar.
No soy la misma de ayer, pero siempre he sido la misma esencia y hoy mi propia fidelidad.

Es una promesa.



domingo, 13 de diciembre de 2015

No quiero hablar de desamor



No quiero hablar de desamor,
es mejor callar, no tocar el tema y resguardar los sentimientos…
Que no fluyan las palabras, ni se le hable al corazón.

He preferido omitir el tema, que nadie sepa…
Es un silencio incrustado, que permanece aislado,
 aunque a veces se  conecta con el dolor.


Desahogo en la mirada, ¡hazle caso a la razón!
¡A seguir la vida como hasta ahora!
No pasa nada, todo está bien,
sólo es una pequeña tormenta, hoy llueve, mañana amanece.


Y la memoria se vuelve un viento intenso,
que se repudia contra el suelo,
y que se vuelve a sumergir en una penumbra deslizada al horizonte,
donde ya nadie sabe ni se acuerda de nada.

No quiero hablar de desamor, es aburrido,
me estresa la mente, me quita el tiempo,
me hace lenta y otras veces me hace ser mejor.

Es la lucha de los egos, ¿Quién hizo bien, quien hizo mal?
Una división de pensamientos que se van en sentido opuesto, 
para darse libertad.

Respiras, inhalas, exhalas, te mantienes quieta y te relajas.
Unas veces hace más frío, otras calor y en las noches destellos de sudor.
Se te quiebra la mirada…
 luego sonríes, abrazas, platicas, te haces tonta y luego extrañas.

No quiero hablar de desamor,
¡Es una pérdida de tiempo!
 Te hace sentir ridícula, negativa y frágil.
¡No me miren, estoy feliz!
Tan consciente, tan segura y luego nos dejamos ir.

¡Denme la razón que yo la tengo!
¡No es cierto! – Te dijeron.
¡Ninguno la tiene y a la vez los dos la tienen!
¡Enfócate a construir tu vida, no mires atrás y persevera!
Camina de frente y derechita, ¡no te hagas la víctima!

Deja a un lado lo que hiciste bien, lo que hiciste mal,
Deja los por qué, tomate completa, avanza, no te apaniques.
Entrégate a tu esencia, no te justifiques,
No dejes tus placeres, ¡Encuéntrate!

Tu humildad te ha hecho valiente,
Tu corazón bueno también,
Tu grandeza se ha reconocido,
El perdón se ha tomado en serio su papel,
El agradecimiento hizo relevancia,
El amor propio alzó la mirada.

Las caricias que has dejado ir por fin lloraron.
Se han ido a un vacío, a un hoyo negro, a una caldera hirviendo.
Se van perfumando con el olvido, con una pradera en sequía,
con una tarde de otoño a punto de convertirse en invierno.
¡Darán las 12 campanadas! ¡Dejaré ir al año contigo!

Dejaré ir tus historias, tus cuentos, tu trivialidad, tu rareza,
las citas, las risas, las carcajadas, tus abrazos y tus besos,
la ternura de tu niño dormido, los apapachos y tus sentimientos.

Dejaré ir tus costumbres, ir de la vida de tu mano, tu generosidad,
tus demonios, valores y  pensamientos.  
¡Ya no quiero ser la mejor novia del mundo!
Simplemente quiero ser mi mejor versión.

De verdad lo siento mucho,
Pero nada fue en vano,
Para ser sincera fue de las mejores cosas que me han pasado.

Y aunque a veces mi cuerpo se desvanezca como una aguja cosiéndome lentamente,
¡No te preocupes ya estoy siendo mejor!
Que aunque enamorarme el día de hoy temo,
yo te aseguro que de nada me arrepiento,
todo fue perfecto.

Fuiste por un tiempo mi motor, el empujón que a veces me faltaba,
Y aunque mi inseguridad fue mi peor traición,
Hoy acepto que todo terminó... 













martes, 11 de agosto de 2015

Pérdidas y Novedades




Esta vez no quiero contarles de cuanto he crecido en mi vida, ni mis méritos, ni lo que he aprendido. Sólo quiero unos ojos atentos que en silencio me inspiren tranquilidad, que aunque no pueda ver mientras sus pupilas se mueven de un lado al otro, sé que lo hacen sin buscar algo a cambio.




 Tiene tanto tiempo que dejé de escribir, lo hice por una cuestión que le surgió a mi corazón. Estaba a punto de publicar en el blog un texto sobre el bullying, sin embargo, cuando únicamente faltaba que le diera la última revisada antes de subirlo, apagué la computadora y se borró. Jamás volví a leerlo, nunca tuvo ni un lector, he pensado en transcribirlo, aunque me he llegado a poner pretextos mentales, así que lo dejé morir, tal como pasó cuando tenía 18 años. Acababa de llegar de un viaje de intercambio de 1 año, todas mis canciones, cuentos y documentos que tenía desde los 7 años, fallecieron, regresé a casa y mi baúl de este gran tesoro, estaba perdido. Nunca los recuperé.

Tampoco puedo darme por vencida, la vez pasada cuando ocurrió esto, dejé de escribir más de 5 años, con lo anterior, 1 año. Claro, demasiado para lo que he tenido de ganas de compartir. Esta vez pondré mucha más atención, no volverá a pasar lo mismo. No me desanimaré y estaré lista para saltar a la aventura de soñar y compartir. No es tan fácil, es como si hubiera perdido una parte de mí. Supongo que a algunos de ustedes les ha llegado a pasar algo similar y como nos enseñan que son cuestiones materiales, no nos desahogamos, ni vivimos nuestra pérdida.

¿Entonces que son las pérdidas? Es desear que sea donde quiera que estén tus amores (familiares, cartas, escritos, amigos, libros, cuadros, regalos) alguna vez soñando, estén ahí, enfrente de ti, gozando de la vida y amando una vez más.

Para mi forma de pensar, lo que amas también te ama a ti o te encuentra. Si amas la fotografía, ella te ama a ti, porque te encuentra a través de diversos ángulos, sombras, luces y encuadres que tan sólo al parpadear puedes verlos. Si amas la pintura, aunque no hayas adquirido el talento o no se te facilite, va a llegar a ti con el regalo de tu propia vista. La diferencia del que ama o el que no, es que el primero aprecia, da valor, fomenta, se divierte, sonríe, el segundo no.

Claro, algunos de ustedes estarán en contra de esto, hay gente que a veces por más que ame la comida, la comida no llega a él, que por más que busque ser próspero, no le alcanza. Pero no me refiero a los males del mundo, sino a las virtudes. Si amas la belleza interna, la puedes encontrar en la sonrisa de un anciano, una tormenta, un cuadro, un niño o la luna.

Somos muy ciegos a veces, no miramos lo que tenemos frente, ni lo sabemos apreciar, dejamos que se marche poco a poco o súbitamente. Vivimos en la fantasía de que el amor es para siempre y lo enfocamos en una persona, sin embargo, nos encanta lo inseguro, la duda, la novedad, descuidamos lo que tenemos seguro, lo que sentimos cómodo, quien creemos ahí estará siempre para nosotros. Y luego, ya no están, nos damos de golpes por lo que no hicimos, lo que no hablamos, por malas actitudes o desvalorización.

La gente cambia de parecer cuando madura ciertos temas, abre su mente, cambia de perspectiva, se harta o conoce sus límites. Y en ese momento, tiene la suerte de encontrarse en el espejo o  contemplar su propio reflejo en un depósito de agua, lo cual es suficiente para captar su alma. No creo definitivamente que las personas no queramos mejorar nuestros días, nuestra forma de pensar o de actuar. Ser mejor para mí significa aprender de los errores, aceptar lo que somos, avanzar y construir. Además, no creo  que alguien busque ser peor, malo o egoísta. Simplemente tenemos en la mente paradigmas, miedos, contradicciones y condicionamientos. ¡Bueno, con eso es suficiente!

Yo por ejemplo, por centrarme en mis pérdidas y novedades he sufrido bastante, he dejado de ver y compartir lo que soy. Tuve miedo de ser yo misma, de dar mi propio amor por no recibirlo. Busque miedo y el miedo me encontró a mí. Busqué la soledad y ella me encontró. Busqué enojarme y se enojaron conmigo. Busqué hacerme la víctima y nunca pude resolver; más tarde el reproche interno me encontró.

Lograr cambios requiere de bastante paciencia, perseverancia, esfuerzo y dedicación. Casi nadie tiene disciplina, ese debería ser el principal regalo de los padres. “Quien lo tenga, tendrá el mundo a sus pies”. Lo acepto, no es algo que se me dé mucho, y menos cuando dejé que los meses pasaran para volver a escribir. Aunque siempre es bueno retomar. Esta vez quiero luchar otra vez por mi creencia firme al amor. Amaré a pesar de las consecuencias, amaré hasta el final, elegiré amar cada día, amar porque sí…

Tan sólo creer en el amor. Antes sufría ya que creía que yo era amor, ahora soy humilde y únicamente quiero decir que soy su aprendiz. No quiero ser perfecta. Él es mi sabiduría, mi camino, mi fortaleza, si a veces no amo y el amor no me encontró, dejaré de ser dura conmigo, si en ocasiones no fui apreciada, lo dejaré atrás, no me centraré en eso, no he perdido por esto; mi lucha ha sido a paso firme.

Quisiera ser amor, pero soy tan pequeña, y él tan grande, no es tan fácil llenarte de amor, te lastiman, pero tu aprendes a lastimarte, no quiero verme inalcanzable, quiero decir que soy demasiado frágil, sensible, humana, llena de defectos, pero más que nada soy juzgona, me gusta criticarme, he pasado toda mi vida señalando mis duelos, ni siquiera sé la razón por la cual los he mirado tanto, me habían hecho caer en la depresión total. Ahora quiero sanar y apreciar mis comodidades, a quien siempre ha estado a mi lado, quien me ha perdonado decidiendo quedarse, a mi familia y a mi corazón quien me ha regalado la dicha de despertar cada día.


Quiero conocerme más, leerme, escribirme, amarme, verte a los ojos honradamente, abrazarte y pedirte que te quedes junto a mí. Sea como sea, me he caracterizado por ser una persona noble, y esa es mi principal virtud. Si no quieres que la comparta contigo, esta vez quiero que quede en ti. Pero no me prohíbas amarte, porque quiero hacerlo, no me impidas compartirte un cachito de mi corazón, no me impidas conocerte, no me pongas barreras, y si no sucede, esta vez no quedará en mí. 



Entrada destacada

Cuando me fui...

 Y así contigo pensaba en recoger la luna. Veía las capacidades de ambos y sabía que podíamos hacer algo grande. Conjuntaba nuestros talento...