Queridas mías, madre, hermana,
amigas, primas, tías, conocidas o no conocidas.
Para todas aquellas mujeres que
aman y las que quieren volver a encontrar su amor.
Les escribo con todo el cariño
del mundo, universo infinito que se conecta con nosotras y fluye en nuestra
alma, para que podamos dar de nuestro interior al exterior.
Hace un mes aproximadamente, el 8
de marzo, día de la mujer, quise escribir para cada una algo que nos hiciera
conectarnos a las unas con las otras y así de la mano lograr todos nuestros
sueños anhelados. Sin embargo, me encontraba terminando la tesis; y ahora, me
encuentro feliz de que puedo escribir algo de mis placeres. Lo que tanto he esperado
decirles es que volvamos a encontrar nuestro valor, nuestra fuerza, entrega y
así, en conjunto con la energía femenina brindar a los demás lo más bello que
existe en nuestro ser.
Los tiempos han cambiado bastante, lo que antes se valoraba, ahora, en algunas ocasiones se va perdiendo, se va difuminando por los aires o se cristaliza. Actualmente, debemos de masculinizarnos un poco para poder sobrevivir, entregándonos a la profesión, al trabajo, convirtiéndonos en todólogas en el vivir.
Los tiempos han cambiado bastante, lo que antes se valoraba, ahora, en algunas ocasiones se va perdiendo, se va difuminando por los aires o se cristaliza. Actualmente, debemos de masculinizarnos un poco para poder sobrevivir, entregándonos a la profesión, al trabajo, convirtiéndonos en todólogas en el vivir.
¿Qué es eso que hemos perdido o
quizá no, pero lo hemos escondido?, ¿Dónde está nuestra vulnerabilidad?, ¿Dónde
está nuestro corazón?, ¿Qué pensamos a cerca de nosotras mismas y a cerca de
nuestra sexualidad?, ¿Qué pensamos a cerca de nuestra identidad como mujeres?,
¿Dónde quedó la fuerza que tantas guerreras de nuestro pasado nos impulsaron a
llegar hasta donde estamos?, ¿En qué basamos nuestra autoestima y los propios
pensamientos que generamos de nosotras mismas?, ¿Cuáles son nuestros valores y
a qué le damos valor?, ¿Cuáles son nuestros sueños ocultos que siempre soñamos
con alcanzar?, ¿Cuáles son las cosas o situaciones que las entendemos
perfectamente mentalmente, pero en el corazón aún queda una enseñanza por
aprender?
Todas nosotras somos hijas,
primas y amigas de mujeres y hombres que han tenido una influencia en nuestra
vida. Algunas más hermanas, madres y abuelas. Unas permanecerán solteras toda
la vida y otras ampliarán sus familias volviéndose más adelante los ancestros
de bellas generaciones por delante.
Lo que quiero decir, es que antes
de continuar, quisiera sanar con ustedes a partir de abrir mi corazón. Todas
somos tan iguales y tan distintas a la vez, sin embargo el primer reflejo que
recibimos de nosotras mismas es a partir de otras mujeres, como tú y como yo. Todas
sin excepción hemos sido heridas, traicionadas, humilladas y decepcionadas. Y
esto fue, a partir de las ilusiones que nos hacíamos de acuerdo a la vida
perfecta que siempre habíamos deseado para nosotras. Somos tan humanas y nos
hemos equivocado tanto, algunas veces nos comprendemos y otras no, algunas
veces nos criticamos, otras tratamos de mantener la calma, unas juzgamos y
otras veces vemos a la gente con ojos de bondad.
Yo, se lo que me he equivocado,
se lo que no me ha gustado de mí, se lo que no me ha gustado de mi vida,
conozco perfectamente las veces que me he herido, las veces que me he
traicionado, humillado y decepcionado, cómo a ti, como tú también lo sueles
hacer de vez en cuando contigo misma o con otras mujeres y hombres. Por ello,
perdóname, todo lo que he hecho es lo mejor que pude hacer, pero créeme que me
estoy preparando para ser mejor persona, no tengo límites. Así que lo siento
por las veces que no creí en ti, por las veces que por mis miedos huí, por las
veces que no puse atención cuando me necesitaste, por haberme enojado contigo o
por ni siquiera haberte dado la oportunidad de ser mi amiga, lo siento por
juzgarte como me juzgo a mí, por alejarme, por distanciarme y tardarme en
perdonarte.
Lo siento, por ver en ti mis
errores, lo que no me sale, a lo que le temo, lo que quiero ser y lo que no
quiero ser, lo siento por enojarme contigo, por competir, por creerme especial,
por no tenerte paciencia, por quejarme, por mostrar mis heridas cuando tuve que
ser fuerte, lo siento si te herí en el fondo de tu alma, por haberte dicho algo
que tal vez hasta la fecha ni siquiera recuerdo, lo siento si no abrí mi corazón,
mi alma.
Perdóname, vengo de mi parte y de
parte de todas aquellas mujeres que se quieren reconciliar y formar un mundo
mejor. Primero quiero hacerlo con ustedes, juntas somos mejores. Qué mejor que
ver en cada una mi fuerza, tolerancia, paciencia, amistad, sinceridad, apoyo,
armonía, humildad, sensibilidad, gentileza, sutileza, sublimidad,
vulnerabilidad, belleza; y aún me encuentro trabajando, para encontrar la
verdad, para estar más en mí y expresar mi agradecimiento genuino para ustedes,
por su existencia, su vivir y ser parte esta evolución humana.
En primer lugar, gracias a mi
madre, gracias a todas las madres y a cada una de las mujeres que han tenido en
su vientre un hijo. ¿Qué fue enterarse de nuestros nacimientos?, ¿Qué fue
enterarse de nuestra existencia?, ¿Qué fue enterarse de que nacimos niñas?,
¿Qué fue ponernos nuestro nombre?, ¿Qué fue tomarnos en brazos por primera
vez?, ¿Qué fue conectarse con la mirada de mamá por primera vez?, ¿Qué fue
conocerme a mí misma?, ¿Qué fue reconocerme como niña?, ¿Qué fue reconocerme
ante los demás?, ¿Cuáles fueron mis temores? y ¿Cuáles fueron mis temores
inculcados o heredados?, ¿Qué es lo que no he dicho, he callado, me he
reprimido?, ¿A qué mujeres amé y a qué mujeres temí?
¿Por qué hemos sido tan condicionadas,
para ser nosotras, para ser amadas, para amarnos y tener una buena apreciación
de nosotras mismas? Y así, condicionamos nuestro físico, nuestros valores, nuestra
vida, amistades, amores. Y yo, solo quiero amar. Por ello, gracias por existir.
Gracias a nuestros padres que nos trajeron al mundo, gracias a las personas que
nos cuidaron para que pudiéramos sobrevivir, gracias a las personas que nos
amaron, que nos enseñaron, que nos inculcaron, que compartieron con nosotras
momentos tan hermosos e irrepetibles.
Gracias a nuestro lado amable,
tierno, alegre, perspicaz, pizpireto, audaz, sutil, sublime, misterioso,
cálido, romántico, soñador, empático, abierto, entregado, armónico, sincero,
luminoso, creativo, placentero, trabajador, conquistador, entre otros. ¡Qué
bondad aprendimos!
Gracias a nuestro lado,
desequilibrado, miedoso, frágil, temeroso, abusivo, victimizado, triste,
intolerante, frío, alejado, déspota, flojo, enojón, ansioso, desesperado,
cerrado, egoísta, quejumbroso, traicionero, grosero, impaciente,
sumiso, ausente, vacío, entre otros.
Y gracias a eso somos exactamente
lo que somos. Eso es amor, porque es aceptarnos tal cual. Y amar, es vivir. Vivir, sin condición.
Por ello, hace algún tiempo,
junte las palabras Dama y Sexy, para la descripción de una mujer fuerte, feliz
y en libertad. Dama refiriéndose a los valores que se nos fueron heredados, la
educación, la actitud y comportamientos ante la vida, la constancia,
disciplina, el querer ser aprendiz de seres humanos a través de la lectura, la
poesía y el conocimiento. Sexy en relación a mi libertad, a mi genuina sonrisa,
mi valorización, apreciación, el arte de ser yo misma, el bailar, reír, cantar,
la alegría, el placer de vivir en mi propio cuerpo y el querer hacer las cosas
de una manera diferente. Por ello, las invito a ser todas unas Damas sexies,
con lados lindos y no tan lindos, con bondades y desagrados, inocentes pero
astutas, optimistas pero cautelosas,
amorosas y valiosas, respetuosas y entregadas, rebeldes pero con límites… entre
otros.
¿Qué es la mujer, si somos todas
nosotras?, ¿Cuál es nuestro poder femenino que nos hace alcanzar todo lo que
nos proponemos?, ¿Cuál es nuestro poder masculino que nos hace estar en
equilibrio? Aquel equilibrio que nos hace estar en concordancia con toda la
humanidad, entre nosotras mismas y los hombres. Entre aquellos seres humanos
que amamos, aquellos que han pasado por nuestra vida y aquellos que preferimos
estar alejadas, para seguir aprendiendo y saber qué es lo que queremos y qué
no.
Queridas mujeres, amo su
existencia, ya que a partir de ustedes sé y conozco lo que soy yo como mujer,
gracias por ponerme límites cuando es necesario, gracias por brindarme su amor,
atención, aprecio; solo por haberme leído, muchas gracias, por tomarte este
tiempo para ti y para mí. No dejemos que nada nos venza, tenemos un gran poder
creativo y demasiada capacidad. Estamos completas, no importa de dónde hemos
venido o a donde iremos, si nuestra vida fue fácil o difícil, la cantidad de
amigos que tenemos, las buenas y malas experiencias, los júbilos y las
tristezas. Lo que importa es que somos mujeres que queremos ser mejores, heredar
un poco de nosotras al mundo, que somos fuertes y nunca nos vamos a vencer.
Por eso, las amo, amo su
existencia, ¿Cómo no amarlas cuando son parte de mí?, ¿Cuándo son parte de la
vida?, ¿Cuándo somos capaces de generar vida?
Somos iguales ya que ninguna es
más o menos que otra. A veces queremos sentirnos especiales, pero somos más que
eso… somos valiosas. Y valemos todo un universo de posibilidades.
Somos,
Hermosas,
Genuinas,
Divertidas,
Femeninas,
Entusiastas,
Bellas, entre otros…
Con todo el amor
Karina Ruiz Catalán.
