
Esta vez no quiero contarles de cuanto he crecido en mi vida, ni mis méritos, ni lo que he aprendido. Sólo quiero unos ojos atentos que en silencio me inspiren tranquilidad, que aunque no pueda ver mientras sus pupilas se mueven de un lado al otro, sé que lo hacen sin buscar algo a cambio.
Tiene tanto tiempo que dejé de escribir, lo hice por una
cuestión que le surgió a mi corazón. Estaba a punto de publicar en el blog un
texto sobre el bullying, sin embargo,
cuando únicamente faltaba que le diera la última revisada antes de subirlo,
apagué la computadora y se borró. Jamás volví a leerlo, nunca tuvo ni un
lector, he pensado en transcribirlo, aunque me he llegado a poner pretextos
mentales, así que lo dejé morir, tal como pasó cuando tenía 18 años. Acababa de
llegar de un viaje de intercambio de 1 año, todas mis canciones, cuentos y
documentos que tenía desde los 7 años, fallecieron, regresé a casa y mi baúl de
este gran tesoro, estaba perdido. Nunca los recuperé.
Tampoco puedo darme por vencida,
la vez pasada cuando ocurrió esto, dejé de escribir más de 5 años, con lo
anterior, 1 año. Claro, demasiado para lo que he tenido de ganas de compartir.
Esta vez pondré mucha más atención, no volverá a pasar lo mismo. No me
desanimaré y estaré lista para saltar a la aventura de soñar y compartir. No es
tan fácil, es como si hubiera perdido una parte de mí. Supongo que a algunos de
ustedes les ha llegado a pasar algo similar y como nos enseñan que son
cuestiones materiales, no nos desahogamos, ni vivimos nuestra pérdida.
¿Entonces que son las pérdidas?
Es desear que sea donde quiera que estén tus amores (familiares, cartas,
escritos, amigos, libros, cuadros, regalos) alguna vez soñando, estén ahí,
enfrente de ti, gozando de la vida y amando una vez más.
Para mi forma de pensar, lo que
amas también te ama a ti o te encuentra. Si amas la fotografía, ella te ama a
ti, porque te encuentra a través de diversos ángulos, sombras, luces y
encuadres que tan sólo al parpadear puedes verlos. Si amas la pintura, aunque
no hayas adquirido el talento o no se te facilite, va a llegar a ti con el
regalo de tu propia vista. La diferencia del que ama o el que no, es que el
primero aprecia, da valor, fomenta, se divierte, sonríe, el segundo no.
Claro, algunos de ustedes estarán
en contra de esto, hay gente que a veces por más que ame la comida, la comida
no llega a él, que por más que busque ser próspero, no le alcanza. Pero no me
refiero a los males del mundo, sino a las virtudes. Si amas la belleza interna,
la puedes encontrar en la sonrisa de un anciano, una tormenta, un cuadro, un
niño o la luna.
Somos muy ciegos a veces, no
miramos lo que tenemos frente, ni lo sabemos apreciar, dejamos que se marche
poco a poco o súbitamente. Vivimos en la fantasía de que el amor es para siempre
y lo enfocamos en una persona, sin embargo, nos encanta lo inseguro, la duda, la
novedad, descuidamos lo que tenemos seguro, lo que sentimos cómodo, quien
creemos ahí estará siempre para nosotros. Y luego, ya no están, nos damos de
golpes por lo que no hicimos, lo que no hablamos, por malas actitudes o
desvalorización.
La gente cambia de parecer cuando
madura ciertos temas, abre su mente, cambia de perspectiva, se harta o conoce
sus límites. Y en ese momento, tiene la suerte de encontrarse en el espejo
o contemplar su propio reflejo en un
depósito de agua, lo cual es suficiente para captar su alma. No creo
definitivamente que las personas no queramos mejorar nuestros días, nuestra
forma de pensar o de actuar. Ser mejor para mí significa
aprender de los errores, aceptar lo que somos, avanzar y construir. Además, no creo que alguien busque ser peor, malo o egoísta. Simplemente
tenemos en la mente paradigmas, miedos, contradicciones y condicionamientos.
¡Bueno, con eso es suficiente!
Yo por ejemplo, por centrarme en
mis pérdidas y novedades he sufrido bastante, he dejado de ver y compartir lo
que soy. Tuve miedo de ser yo misma, de dar mi propio amor por no recibirlo.
Busque miedo y el miedo me encontró a mí. Busqué la soledad y ella me encontró. Busqué enojarme y se enojaron conmigo. Busqué hacerme la víctima y nunca
pude resolver; más tarde el reproche interno me encontró.
Lograr cambios requiere de
bastante paciencia, perseverancia, esfuerzo y dedicación. Casi nadie tiene
disciplina, ese debería ser el principal regalo de los padres. “Quien lo tenga, tendrá el mundo a sus pies”.
Lo acepto, no es algo que se me dé mucho, y menos cuando dejé que los meses
pasaran para volver a escribir. Aunque siempre es bueno retomar. Esta vez
quiero luchar otra vez por mi creencia firme al amor. Amaré a pesar de las
consecuencias, amaré hasta el final, elegiré amar cada día, amar porque sí…
Tan sólo creer en el amor. Antes
sufría ya que creía que yo era amor, ahora soy humilde y únicamente quiero
decir que soy su aprendiz. No quiero ser perfecta. Él es mi sabiduría, mi
camino, mi fortaleza, si a veces no amo y el amor no me encontró, dejaré de ser
dura conmigo, si en ocasiones no fui apreciada, lo dejaré atrás, no me centraré
en eso, no he perdido por esto; mi lucha ha sido a paso firme.
Quisiera ser amor, pero soy tan
pequeña, y él tan grande, no es tan fácil llenarte de amor, te lastiman, pero
tu aprendes a lastimarte, no quiero verme inalcanzable, quiero decir que soy
demasiado frágil, sensible, humana, llena de defectos, pero más que nada soy
juzgona, me gusta criticarme, he pasado toda mi vida señalando mis duelos, ni
siquiera sé la razón por la cual los he mirado tanto, me habían hecho caer en
la depresión total. Ahora quiero sanar y apreciar mis comodidades, a quien
siempre ha estado a mi lado, quien me ha perdonado decidiendo quedarse, a mi
familia y a mi corazón quien me ha regalado la dicha de despertar cada día.
Quiero conocerme más, leerme,
escribirme, amarme, verte a los ojos honradamente, abrazarte y pedirte que te
quedes junto a mí. Sea como sea, me he caracterizado por ser una persona noble,
y esa es mi principal virtud. Si no quieres que la comparta contigo, esta vez
quiero que quede en ti. Pero no me prohíbas amarte, porque quiero hacerlo, no
me impidas compartirte un cachito de mi corazón, no me impidas conocerte, no me
pongas barreras, y si no sucede, esta vez no quedará en mí.
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